Yalitza Aparicio, la protagonista de la exitosa película de Cuarón, ROMA, se convirtió en la portada de la prestigiosa revista de moda Vogue México.

ROMA, es el largometraje mexicano que está encantando a todos los que la han podido ver y que ya está recibiendo múltiples nominaciones y galardones, el renombre que la cinta ha brindado una valiosa oportunidad para visibilizar a la verdadera mujer mexicana, esto a través de la talentosa Yalitza Aparicio.

La actriz de origen oaxaqueño se ha convertido en la cara de la revista Vogue México para su edición de Enero 2019, en esta publicación nos comparte su camino hasta este momento, su pasado, sus aspiraciones y recalca el orgullo que siente por sus raíces, así como la felicidad de poder ser la primera representante de las mujeres reales en México.

“Se está rompiendo ciertos estereotipos de que solamente personas con cierto perfil pueden aspirar a estar en una película o a estar en una porta de revista. Que están conociendo esas otras caras de México, es algo que me hace tan feliz y orgullosa de mis raíces.”

Los comentarios positivos acerca de esta decisión de la editorial inundaron las redes, superando por mucho a aquellas opiniones contrarias. La imagen natural, sencilla pero a la vez imponente de Yalitza, representa en su totalidad la fuerza de la mujer, su belleza, la cultura y tradiciones que hay detrás de la sociedad mexicana; además el mensaje detrás de esta portada es sumamente alentador.

“Nunca te puedes deslindar de tu origen… Siento que será la oportunidad para tantas personas de llegar a lo que quieren.”

Es momento de romper paradigmas y estereotipos acerca de lo que podemos hacer o no según nuestra apariencia, hoy en día lo que queremos ver es más humanidad, más realismo y desarrollar más empatía, sentirnos representados por aquellos que tienen un micrófono o una cámara enfrente.

Felicidades a Yalitza Aparicio y a Vogue México por mostrar al mundo que las grandes marcas pueden hacer un lado el cliché que existe en la industria del entretenimiento  y dar paso a la celebración del talento y esplendor de las personas sin importar su origen o físico.